lunes, octubre 16, 2006

Yo no quiero ser tirano

Para mantener el desorden, esto es, para mantener la desigualdad política y social, para mantener los privilegios de la clase alta y tener sometida a la clase baja, es para lo que se necesitan los gobiernos, las leyes, los polizontes, los soldados, los carceleros, los jueces, y toda una caterva de altos y pequeños funcionarios que chupan la energía de los pueblos de la tierra. No es para proteger a la humanidad para lo que existen esos funcionarios, sino para tenerla sometida, para tenerla esclavizada en beneficio de los que se han dado maña para retener hasta hoy la tierra y la maquinaria.

No escarmientan los pueblos. La historia es para ellos un librote de hojas manchadas de tinta. Todo lo esperan de las leyes y de los nuevos gobiernos. La experiencia tan necesaria para la vida individual, parece que nada significa para la vida social.

ME REPUGNAN LOS GOBIERNOS.

Estoy firmemente convencido de que no hay ni podrá haber un gobierno bueno. Todos son malos, llámense monarquías absolutas o constitucionales republicas. El gobierno es tiranía por que corta la libre iniciativa de los individuos y solo sirve para sostener un estado social impropio para el desarrollo integral de ser humano. Los gobiernos son los guardianes de los intereses de las clases ricas y educadas, y los verdugos de los santos derechos del proletariado.
No quiero, pues, ser un tirano. Soy un revolucionario y lo seré hasta que exhale el último aliento. Quiero estar siempre al lado de mis hermanos los pobres para luchar por ellos, y no al lado de los ricos ni de los políticos, que son opresores de los pobres. En las filas del pueblo trabajador soy más útil a la humanidad que sentado en un trono, rodeado de lacayos y de politicastros.
Si el pueblo tuviera algún día el pésimo gusto de aclamarme para ser un gobernante, le diría:
“Yo no nací para verdugo. Busca a orto.”


Ricardo Flores Magon

De “Regeneración,” 11 de febrero de 1911.)


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