lunes, marzo 12, 2007

IRC Americas |Caracoles Zapatistas: Creación heroica

Caracoles Zapatistas
En México estamos en medio de un cambio de época. Si bien los de arriba dieron pasos fundamentales para destruir lo que desde la perspectiva de izquierda existía, no lograron consolidar un "nuevo orden mundial", no lograron generar un nuevo ciclo largo de crecimiento económico a pesar de la incorporación masiva de cientos de millones de seres humanos al proceso productivo capitalista.

Los Caracoles zapatistas representan una fusión entre la tradición indígena y un proceso de autoorganización social, producto de opción política precisa.
El EZLN y los pueblos zapatistas apostaron a una forma de organización y participación político-social que rompe con cualquier tradición de territorios liberados o zonas bajo control para poner en pie un sistema autogestionario sin parangón en la historia.

Sergio Rodríguez Lascano es economista y director de la Revista Rebeldía, y colaborador con el
IRC Programa de las Américas www.ircamericas.org.
Leer el artículo completo:http://www.ircamericas.org/esp/4040
Bajar en formato PDF:

sábado, marzo 10, 2007

LEY REVOLUCIONARIA DE MUJERES

Día NUEVE


Artículo noveno

"Las mujeres podrán ocupar cargos de dirección en la organización y tener grados militares en las fuerzas armadas revolucionarias"...

Mariana Selvas Gómez fue detenida el 4 de mayo de 2006 durante los brutales actos de represión contra el pueblo de Atenco. Mariana es estudiante de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), firmante de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y adherente de la Otra Campaña. Acaba de cumplir 23 años y formaba parte del equipo de salud que acompañó la caravana del Delegado Zero en su recorrido por el país.

En sus propias palabras, esto fue lo que ocurrió el 4 de mayo:

"En nuestro momento de la detención fui sometida por aproximadamente 50 granaderos, los cuales me pegaron a la pared, pusieron mis manos en la nuca, mientras me golpeaban e insultaban entre todos. Me tiraron al piso e igualmente me golpearon, con patadas, con puñetazos, con los toletes y las macanas, me jalaban el cabello, me pisotearon, después me levantaron y entre empujones y golpes me subieron boca abajo en una camioneta de la policía, yo quedé hasta abajo, subieron a muchas personas encima de mí, a las cuales también sometieron, golpearon e insultaron.
Como yo iba hasta abajo de todos, en el trayecto se me durmió el cuerpo. Al llegar al camión nos bajaron de la camioneta con golpes.
A mí me bajaron arrastrando porque no me podía mover. Al subirme al camión me di cuenta que adentro de éste estaban golpeando a todos. A mí entre golpes, insultos y empujones me comenzaron a manosear; primero los glúteos, luego a frotarme encima del pantalón, después empezaron a preguntar mis datos personales mientras me tocaban mis senos, primero encima de la ropa y luego metiendo sus manos de manera tosca por debajo rompiéndome el brassier y causándome gran irritación en los pezones por pellizcos y jalones.

"…Intentaron quitarme el pantalón pero los golpes de los otros policías no lo permitieron. Durante el transcurso hubo amenazas de muerte, decían que nos iban a desaparecer y que si sobrevivíamos íbamos a parar 80 años encerrados."

"…No podíamos movernos, si nos movíamos nos golpeaban con saña, una mujer policía se fue parada en mi espalda, se escuchaba cómo abusaban de otras mujeres en mi camión, especialmente a una alemana. Se escuchaba como si estuvieran viendo una película pornográfica, así como insinuaciones de que se iban drogando."

"…El camino fue muy cansado, no podíamos movernos, íbamos aterrados. Al llegar al penal nos fueron parando a cada uno con golpes e insultos, hicieron que nos cubriéramos el rostro con la playera. Al entrar al penal fue el mismo trato, golpes, insultos. Dábamos cinco pasos y nos volvían a pegar a la pared con la cabeza agachada y nos volvían a golpear."


(Testimonio de Mariana Selvas Gómez)

Exigimos su libertad inmediata.


Para más información sobre Mariana, se pueden consultar las siguientes direcciones electrónicas:

http://www.vcn.bc.ca/prisons/espanol.html
http://hijoscanada.itgo.com/
http://fodeg.tripod.com/espanol/PRESASYPRESOSPOLITICOS.htm



Sector Mujeres y la Sexta DF-Edomex

Abajo y la izquierda, con todo el corazón


Falta un día...

sábado, marzo 03, 2007

Solidaridad con mapuches


Reserva Mapuche Santa Rosa

A los Pu peñi pu lamuen,
A los compañeros y amigos no mapuche,
A los hombres y mujeres de buena voluntad,
A las organizaciones de derechos humanos,
A los gobiernos nacional y provincial,
A quienes reciban este pronunciamiento en cualquier parte del mundo:


Las montañas de Leleque, el río Chubut, el viento perpetuo de este rincón del Wallmapu, territorio ancestral mapuche, son testigos de nuestro regreso a esta pequeña porción de la Mapu (tierra) jamás renunciada, siempre recordada.

Santa Rosa despierta en todos nosotros pertenecientes a diversos lofche (comunidades Mapuche) la búsqueda de la verdad histórica. Santa Rosa ha presenciado décadas de despojo, de violencia, de intolerancia, de usurpación, de desapariciones y de muerte. Los Futakecheyem (Antiguos) hombres y mujeres que pisaron libremente esta tierra hoy yacen en vitrinas de museos, sus instrumentos sagrados son piezas de exhibición, acallados por la fuerza hoy son trofeos de una cultura que destruye lo diferente: las ideas diferentes, filosofías, espiritualidades, ideologías, pueblos diferentes. Sin embargo, las pisadas de estos antiguos son huellas inspiradoras. Somos consecuencia de esas huellas. Seguimos siendo Mapuche y tenemos la responsabilidad y la necesidad de revelar la verdad histórica.

En el año 2002 una familia Mapuche intentó materializar su sueño en estas tierras. Esto no fue posible. El monstruo de la represión enseñó inmediatamente sus fauces. A pesar de todo siguieron soñando, hasta que esa razón se hizo colectiva y en este día retornamos a esta tierra para darnos una oportunidad de vida comunitaria.

A 90 kilómetros de Esquel, a 70 Km. de El Bolsón, la ruta 40 se convierte en una frontera entre dos lógicas: la comunitaria, donde una comunidad Mapuche con varias familias desarrolla su vida en 534 hectáreas y la de un solo empresario, Bennetton, que no habita allí y se adjudica el derecho de gobernar sobre 900.000 hectáreas.

Desde que nuestro pueblo fue usurpado territorialmente, los terratenientes han gozado de impunidad, de resguardo de sus bienes, de su "propiedad privada". ¿La nieve es propiedad privada? ¿el viento es propiedad privada? ¿El río es propiedad privada? Mientras tanto nuestro pueblo fue perseguido, desalojado, asesinado, hacinado en los barrios mas pobres de las ciudades. ¿De quién depende vivir en paz? ¿La democracia ha llegado a los Mapuche? ¿Se abrirán juicios por la verdad histórica? ¿La jurisprudencia del estado Argentino: concebirá como "delito imprescriptible" , de "lesa humanidad", los padecimientos de nuestro pueblo? Ultimamente y de forma reiterada se habla de derechos humanos: ¿será que los mapuche no somos considerados humanos? ¿Y la Constitución, los Convenios Internacionales, los Tratados por la Paz son palabras vacías?

Por eso a partir de hoy, 14 de Febrero, hemos retornado a Santa Rosa a ser lo que somos: Mapuche, gente de la tierra.
Con este gesto queremos expresar que todos tenemos derecho a diseñar nuestro propio futuro, que nuestra acción puede servir como fuente de inspiración, como aporte, como espacio abierto de participación para quienes revalorizamos la diversidad cultural. Hoy hablamos, los silenciados de siempre, a los sordos simuladores que han "gobernado" este país.

Pu peñi, pu lamuen, compañeros, amigos: es el tiempo exacto de reescribir nuestras historias. Convocamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a solidarizarse, acompañarnos, de todos depende que la Mapu (tierra) sea un lugar más respirable.

Por la Verdad histórica.

Por territorio, cultura, justicia y libertad!!

Marici Weu! Marici Weu! Marici Weu! Marici Weu! (¡Diez veces venceremos!)
Pueblo Nación Mapuche

Para contactarse: (02945) 15691111 (02945) 15689808 e-mail: santarosarecuperada @yahoo.com.ar

Un excelente recuerdo.

"""Recomendado"""


La sociedad de consumo es una trampa cazabobos.

El imperio del consumo.

Por Eduardo Galeano

La explosión del consumo en el mundo actual mete más ruido que todas las
guerras y arma más alboroto que todos los carnavales. Como dice un viejo
proverbio turco, quien bebe a cuenta, se emborracha el doble.

La parranda aturde y nubla la mirada; esta gran borrachera universal parece
no tener límites en el tiempo ni en el espacio. Pero la cultura de consumo
suena mucho, como el tambor, porque está vacía; y a la hora de la verdad,
cuando el estrépito cesa y se acaba la fiesta, el borracho despierta, solo,
acompañado por su sombra y por los platos rotos que debe pagar.

La expansión de la demanda choca con las fronteras que le impone el mismo
sistema que la genera. El sistema necesita mercados cada vez más abiertos y más
amplios, como los pulmones necesitan el aire, y a la vez necesita que anden
por los suelos, como andan, los precios de las materias primas y de la fuerza
humana de trabajo. El sistema habla en nombre de todos, a todos dirige sus
imperiosas órdenes de consumo, entre todos difunde la fiebre compradora; pero
ni modo: para casi todos esta aventura comienza y termina en la pantalla del
televisor. La mayoría, que se endeuda para tener cosas, termina teniendo nada
más que deudas para pagar deudas que generan nuevas deudas, y acaba
consumiendo fantasías que a veces materializa delinquiendo.
El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos.
Dime cuánto consumes y te diré cuánto vales. Esta civilización no deja dormir
a las flores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos, las
flores están sometidas a luz continua, para que crezcan más rápido. En la
fábricas de huevos, las gallinas también tienen prohibida la noche. Y la gente está
condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar.
Este modo de vida no es muy bueno para la gente, pero es muy bueno para la
industria farmacéutica.
EEUU consume la mitad de los sedantes, ansiolíticos y demás drogas químicas
que se venden legalmente en el mundo, y más de la mitad de las drogas
prohibidas que se venden ilegalmente, lo que no es moco de pavo si se tiene en cuenta
que EEUU apenas suma el cinco por ciento de la población mundial.

«Gente infeliz, la que vive comparándose», lamenta una mujer en el barrio
del Buceo, en Montevideo. El dolor de ya no ser, que otrora cantara el tango,
ha dejado paso a la vergüenza de no tener. Un hombre pobre es un pobre hombre.
«Cuando no tenés nada, pensás que no valés nada», dice un muchacho en el
barrio Villa Fiorito, de Buenos Aires. Y otro comprueba, en la ciudad dominicana
de San Francisco de Macorís: «Mis hermanos trabajan para las marcas. Viven
comprando etiquetas, y viven sudando la gota gorda para pagar las cuotas».
Invisible violencia del mercado: la diversidad es enemiga de la
rentabilidad, y la uniformidad manda. La producción en serie, en escala gigantesca,
impone en todas partes sus obligatorias pautas de consumo. Esta dictadura de la
uniformizació n obligatoria es más devastadora que cualquier dictadura del
partido único: impone, en el mundo entero, un modo de vida que reproduce a los
seres humanos como fotocopias del consumidor ejemplar.

El consumidor ejemplar es el hombre quieto. Esta civilización, que confunde
la cantidad con la calidad, confunde la gordura con la buena alimentación.
Según la revista científica The Lancet, en la última década la «obesidad
severa» ha crecido casi un 30 % entre la población joven de los países más
desarrollados. Entre los niños norteamericanos, la obesidad aumentó en un 40% en los
últimos dieciséis años, según la investigación reciente del Centro de
Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado. El país que inventó las comidas
y bebidas light, los diet food y los alimentos fat free, tiene la mayor
cantidad de gordos del mundo. El consumidor ejemplar sólo se baja del automóvil
para trabajar y para mirar televisión. Sentado ante la pantalla chica, pasa
cuatro horas diarias devorando comida de plástico.

Triunfa la basura disfrazada de comida: esta industria está conquistando los
paladares del mundo y está haciendo trizas las tradiciones de la cocina
local. Las costumbres del buen comer, que vienen de lejos, tienen, en algunos
países, miles de años de refinamiento y diversidad, y son un patrimonio
colectivo que de alguna manera está en los fogones de todos y no sólo en la mesa de
los ricos. Esas tradiciones, esas señas de identidad cultural, esas fiestas de
la vida, están siendo apabulladas, de manera fulminante, por la imposición
del saber químico y único: la globalización de la hamburguesa, la dictadura de
la fast food. La plastificació n de la comida en escala mundial, obra de
McDonald's, Burger King y otras fábricas, viola exitosamente el derecho a la
autodeterminació n de la cocina: sagrado derecho, porque en la boca tiene el
alma una de sus puertas.

El campeonato mundial de fútbol del 98 nos confirmó, entre otras cosas, que
la tarjeta MasterCard tonifica los músculos, que la Coca-Cola brinda eterna
juventud y que el menú de McDonald's no puede faltar en la barriga de un buen
atleta. El inmenso ejército de McDonald's dispara hamburguesas a las bocas de
los niños y de los adultos en el planeta entero. El doble arco de esa M
sirvió de estandarte, durante la reciente conquista de los países del Este de
Europa. Las colas ante el McDonald's de Moscú, inaugurado en 1990 con bombos y
platillos, simbolizaron la victoria de Occidente con tanta elocuencia como el
desmoronamiento del Muro de Berlín.

Un signo de los tiempos: esta empresa, que encarna las virtudes del mundo
libre, niega a sus empleados la libertad de afiliarse a ningún sindicato.
McDonald's viola, así, un derecho legalmente consagrado en los muchos países donde
opera. En 1997, algunos trabajadores, miembros de eso que la empresa llama
la Macfamilia , intentaron sindicalizarse en un restorán de Montreal en Canadá:
el restorán cerró. Pero en el 98, otros empleados e McDonald's, en una
pequeña ciudad cercana a Vancouver, lograron esa conquista, digna de la Guía
Guinness.
Las masas consumidoras reciben órdenes en un idioma universal: la publicidad
ha logrado lo que el esperanto quiso y no pudo. Cualquiera entiende, en
cualquier lugar, los mensajes que el televisor transmite. En el último cuarto de
siglo, los gastos de publicidad se han duplicado en el mundo. Gracias a ellos,
los niños pobres toman cada vez más Coca-Cola y cada vez menos leche, y el
tiempo de ocio se va haciendo tiempo de consumo obligatorio. Tiempo libre,
tiempo prisionero: las casas muy pobres no tienen cama, pero tienen televisor, y
el televisor tiene la palabra. Comprado a plazos, ese animalito prueba la
vocación democrática del progreso: a nadie escucha, pero habla para todos.
Pobres y ricos conocen, así, las virtudes de los automóviles último modelo, y
pobres y ricos se enteran de las ventajosas tasas de interés que tal o cual
banco ofrece.

Los expertos saben convertir a las mercancías en mágicos conjuntos contra la
soledad. Las cosas tienen atributos humanos: acarician, acompañan,
comprenden, ayudan, el perfume te besa y el auto es el amigo que nunca falla. La
cultura del consumo ha hecho de la soledad el más lucrativo de los mercados. Los
agujeros del pecho se llenan atiborrándolos de cosas, o soñando con hacerlo. Y
las cosas no solamente pueden abrazar: ellas también pueden ser símbolos de
ascenso social, salvoconductos para atravesar las aduanas de la sociedad de
clases, llaves que abren las puertas prohibidas. Cuanto más exclusivas, mejor:
las cosas te eligen y te salvan del anonimato multitudinario. La publicidad
no informa sobre el producto que vende, o rara vez lo hace. Eso es lo de
menos. Su función primordial consiste en compensar frustraciones y alimentar
fantasías: ¿En quién quiere usted convertirse comprando esta loción de afeitar?

El criminólogo Anthony Platt ha observado que los delitos de la calle no son
solamente fruto de la pobreza extrema. También son fruto de la ética
individualista. La obsesión social del éxito, dice Platt, incide decisivamente sobre
la apropiación ilegal de las cosas. Yo siempre he escuchado decir que el
dinero no produce la felicidad; pero cualquier televidente pobre tiene motivos
de sobra para creer que el dinero produce algo tan parecido, que la diferencia
es asunto de especialistas.

Según el historiador Eric Hobsbawm, el siglo XX puso fin a siete mil años de
vida humana centrada en la agricultura desde que aparecieron los primeros
cultivos, a fines del paleolítico. La población mundial se urbaniza, los
campesinos se hacen ciudadanos. En América Latina tenemos campos sin nadie y
enormes hormigueros urbanos: las mayores ciudades del mundo, y las más injustas.
Expulsados por la agricultura moderna de exportación, y por la erosión de sus
tierras, los campesinos invaden los suburbios. Ellos creen que Dios está en
todas partes, pero por experiencia saben que atiene den las grandes urbes. Las
ciudades prometen trabajo, prosperidad, un porvenir para los hijos. En los
campos, los esperadores miran pasar la vida, y mueren bostezando; en las
ciudades, la vida ocurre, y llama. Hacinados en tugurios, lo primero que descubren
los recién llegados es que el trabajo falta y los brazos sobran, que nada es
gratis y que los más caros artículos de lujo son el aire y el silencio.
Mientras nacía el siglo XIV, fray Giordano da Rivalto pronunció en Florencia
un elogio de las ciudades. Dijo que las ciudades crecían «porque la gente
tiene el gusto de juntarse». Juntarse, encontrarse. Ahora, ¿quién se encuentra
con quién? ¿Se encuentra la esperanza con la realidad? El deseo, ¿se
encuentra con el mundo? Y la gente, ¿se encuentra con la gente? Si las relaciones
humanas han sido reducidas a relaciones entre cosas, ¿cuánta gente se encuentra
con las cosas?

El mundo entero tiende a convertirse en una gran pantalla de televisión,
donde las cosas se miran pero no se tocan. Las mercancías en oferta invaden y
privatizan los espacios públicos. Las estaciones de autobuses y de trenes, que
hasta hace poco eran espacios de encuentro entre personas, se están
convirtiendo ahora en espacios de exhibición comercial.

El shopping center, o shopping mall, vidriera de todas las vidrieras, impone
su presencia avasallante. Las multitudes acuden, en peregrinación, a este
templo mayor de las misas del consumo. La mayoría de los devotos contempla, en
éxtasis, las cosas que sus bolsillos no pueden pagar, mientras la minoría
compradora se somete al bombardeo de la oferta incesante y extenuante. El
gentío, que sube y baja por las escaleras mecánicas, viaja por el mundo: los
maniquíes visten como en Milán o París y las máquinas suenan como en Chicago, y
para ver y oír no es preciso pagar pasaje. Los turistas venidos de los pueblos
del interior, o de las ciudades que aún no han merecido estas bendiciones de
la felicidad moderna, posan para la foto, al pie de las marcas internacionales
más famosas, como antes posaban al pie de la estatua del prócer en la plaza.
Beatriz Solano ha observado que los habitantes de los barrios suburbanos
acuden al center, al shopping center, como antes acudían al centro. El
tradicional paseo del fin de semana al centro de la ciudad, tiende a ser sustituido
por la excursión a estos centros urbanos. Lavados y planchados y peinados,
vestidos con sus mejores galas, los visitantes vienen a una fiesta donde no son
convidados, pero pueden ser mirones. Familias enteras emprenden el viaje en la
cápsula espacial que recorre el universo del consumo, donde la estética del
mercado ha diseñado un paisaje alucinante de modelos, marcas y etiquetas.
La cultura del consumo, cultura de lo efímero, condena todo al desuso
mediático. Todo cambia al ritmo vertiginoso de la moda, puesta al servicio de la
necesidad de vender. Las cosas envejecen en un parpadeo, para ser reemplazadas
por otras cosas de vida fugaz. Hoy que lo único que permanece es la
inseguridad, las mercancías, fabricadas para no durar, resultan tan volátiles como el
capital que las financia y el trabajo que las genera. El dinero vuela a la
velocidad de la luz: ayer estaba allá, hoy está aquí, mañana quién sabe, y todo
trabajador es un desempleado en potencia. Paradójicamente, los shoppings
centers, reinos de la fugacidad, ofrecen la más exitosa ilusión de seguridad.
Ellos resisten fuera del tiempo, sin edad y sin raíz, sin noche y sin día y sin
memoria, y existen fuera del espacio, más allá de las turbulencias de la
peligrosa realidad del mundo.

Los dueños del mundo usan al mundo como si fuera descartable: una mercancía
de vida efímera, que se agota como se agotan, a poco de nacer, las imágenes
que dispara la ametralladora de la televisión y las modas y los ídolos que la
publicidad lanza, sin tregua, al mercado. Pero, ¿a qué otro mundo vamos a
mudarnos? ¿Estamos todos obligados a creernos el cuento de que Dios ha vendido
el planeta unas cuantas empresas, porque estando de mal humor decidió
privatizar el universo? La sociedad de consumo es una trampa cazabobos. Los que tienen
la manija simulan ignorarlo, pero cualquiera que tenga ojos en la cara puede
ver que la gran mayoría de la gente consume poco, poquito y nada
necesariamente, para garantizar la existencia de la poca naturaleza que nos queda. La
injusticia social no es un error a corregir, ni un defecto a superar: es una
necesidad esencial. No hay naturaleza capaz de alimentar a un shopping center
del tamaño del planeta.

*****
http://libertepoursebas.blogspot.com/

http://blogs.aol.fr/xarlo/txakal

domingo, febrero 18, 2007

haaaa haaaaa!!!!!

ssssssssss!!! AAAAA HHH AAAAA
SSSSSS !!!!!

shhhh!!!!!!








haaa!!! ahaaaa!!!

martes, febrero 06, 2007

Que cambio……no?

Esta rola no tiene madre, y el que me contradiga tampoco:



lunes, febrero 05, 2007

Recordando una de las mejores experiencias de mi vida.









Admito que desde la primera ves que escuche a estos cabrones, me volví fanático de TRANSMETAL.
“Gracias Cabrones”

Mi tristeza

La mejor banda de TRASH mexicano de todos los tiempos

Carta de los Presos Polìticos en penal de Tlacolula, Oaxaca:

Al Pueblo de Oaxaca

Al Estado Mexicano

A la Comunidad Internacional

Reciban un cordial saludo desde el Valle de Tlacolula, en donde ni los frios muros, ni las cercas de alambre, no han impedido que la comunicaciòn y la solidaridad de amplios sectores de la sociedad nacional e internacional llegue hasta nosotros, los presos polìticos que aùn no hemos sido liberados.

Durante estos meses de encarcelamiento injustificado hemos visto con sentimientos encontrados de alegrìa y tristeza al mismo tiempo, ya que poco a poco de las 141 personas que fuimos apresados el 25 de noviembre del 2006 la mayorìa han sido puestos en libertad.

En algunos casos segùn documentos emitidos por la SEPROCI (Secretarìa de Proteciòn Ciudadana) y el gobierno del Estado de Oaxaca han informado que algunos de nosotros ya fuimos liberados bajo causiòn desde el dìa 20 de diciembre, lo cual es falso ya que nos encontramos aquì.

Tambièn por este medio denunciamos que la privaciòn de nuestra libertad es ilegal ya que se nos acusa de sediciòn, asociaciòn delictuosa y daños en propiedad ajena ya que los que estamos recluidos nunca nos habìamos visto y nunca antes habìamos intercambiado palabra alguna y manifestamos que ninguno de nosotros participò en los daños causados a los diferentes inmuebles que menciona la parte informativa de las corporaciones policiacas, el cual està siendo utilizado en nuestra contra.

Dicho documento no tiene un fundamento legal y en parte se contradice: en primer lugar por que no especifica que fue lo que segùn ellos, hizo cada uno de los acusados y por otro lado en la secuencia, como ellos describen como sucedieron los hechos, entre un ir y venir por las calles de Morelos, Porfirio Dìaz, Fiallo, Independencia hasta Avenida Juàrez, y que durante todo el tiempo la policìa iba tras de nosotros. Màs que un informe operativo pareciera un guiòn de una serie de dibujos animados.

En cuestiòn jurìdica durante los 23 dìas, que estuvimos detenidos en el CEFERESO Nª4 de Tepìc, Nayarìt, nos negaron el derecho de tener contacto con un abogado de nuestra confianza y actualmente han aplazado la audiencia constitucional al amparo que interpuso nuestra defenza.

Por otra parte damos a conocer que en similares circunstancias se encuentran recluìdos 2 compañeros apresados los dìas 20 de noviembre y uno màs del 1ª de diciembre quien hace unos dìas fuè trasadado al penal de Ixcotèl ubicado en la Ciudad de Oaxaca.

Por tales motivos, por un lado denunciamos las arbitrariedades cometidas en nuestra contra, por el otro exigimos nuestra libertad inmediata e incondicional ya que somos inocentes.

Por un Estado de derecho los presos polìticos recluidos en Tanivet, Tlacolula, Oaxaca.

FIRMAN:

Manuel Ventura Santiago

Juan Carlos Luìs Mendoza

Marco Antonio Aquino Silva

Edgar Alejandro Molina Cuevas

Felipe Sànchez R.

Gilberto Toledo de los Santos

Armando Garcìa Salas

Rosein Garcìa Guzmàn

Pèrez Pedro Garibo

Flaviano Juàrez Hernàndez

http://www.noestamostodxs.blogspot.com/