miércoles, octubre 10, 2007

Recordando al inmortal Cheko

CARTA ABIERTA A ERNESTO CHE GUEVARA
Querido Che:


Ya han pasado cuarenta años desde que la CIA te asesinó en la selva deBolivia, el 8 de octubre de 1967. Tenías entonces 39 años. Pensaban tus verdugosque, al meterte balas en tu cuerpo, después de haberte capturado vivo,condenarían al olvido tu memoria. Ignoraban que, al contrario de los egoístas, los altruistas nunca mueren.
Los sueños libertarios no quedan confinados en jaulascual pájaros domesticados. La estrella de tu boina brilla más fuerte, lafuerza de tus ojos guía a generaciones por las rutas de la justicia, tu semblante sereno y firme inspira confianza a quienes combaten por la libertad. Tuespíritu trasciende las fronteras de Argentina, de Cuba y de Bolivia y, cualllama ardiente, inflama aún hoy el corazón de muchos revolucionarios.

En estos cuarenta años ha habido cambios radicales. Cayó el muro de Berlín ysepultó al socialismo europeo. Muchos de nosotros sólo ahora comprenden tuosadía al señalar, en Argel en 1962, las grietas en las murallas del Kremlin, que nos parecían tan sólidas. La historia es un río veloz que no ahorraobstáculos.

El socialismo europeo trató de detener las aguas del río con elburocratismo, el autoritarismo, la incapacidad para llevar a la vida cotidiana el avance tecnológico derivado de la carrera espacial y, sobre todo, se revistióde una racionalidad economicista que no hincaba sus raíces en la educaciónsubjetiva de los sujetos históricos: los trabajadores.Quién sabe si la historia del socialismo no sería distinta hoy si hubieranprestado oído a tus palabras: "El Estado se equivoca a veces.

Cuando sucedeuna de esas equivocaciones se percibe una disminución del entusiasmo colectivo debido a una reducción cuantitativa de cada uno de los elementos que loforman, y el trabajo se paraliza hasta quedar reducido a magnitudesinsignificantes: es el momento de rectificar".Che, muchos de tus recelos se han confirmado a lo largo de estos años y han contribuido al fracaso de nuestros movimientos de liberación. No teescuchamos lo suficiente.

Desde África, en 1965, le escribiste a Carlos Quijano, delperiódico Marcha de Montevideo: "Déjeme decirle, aún a costa de parecer ridículo, que el verdadero revolucionario está guiado por sentimientos de amor. Esimposible pensar en un auténtico revolucionario sin esta cualidad".Esta advertencia coincide con lo que el apóstol Juan, exiliado en la isla de Patmos, escribió en el Apocalipsis hace dos mil años, en nombre del Señor, ala Iglesia de Éfeso: "Conozco tu conducta, el esfuerzo y la perseverancia.

Sé que no soportas a los malos. Aparecieron algunos diciendo que eran apóstoles. Tú los probaste y descubriste que no lo eran. Eran mentirosos. Ustedes hansido perseverantes. Sufrieron por causa de mi nombre y no se desanimaron.Pero hay una cosa que repruebo en ti: abandonaste el primer amor" (2, 2-4). Algunos de nosotros, Che, abandonaron el amor a los pobres, que hoy semultiplican en la Patria Grande latinoamericana y en el mundo.

Dejaron de guiarsepor grandes sentimientos de amor para ser absorbidos por estériles disputas partidarias y, a veces, hacen de los amigos, enemigos, y de los verdaderosenemigos, aliados. Corroídos por la vanidad y por la disputa de espaciospolíticos, ya no tienen el corazón encendido por ideas de justicia.

Permanecieron sordos a los clamores del pueblo, perdieron la humildad del trabajo de base yahora cambian utopías por votos.Cuando el amor se enfría el entusiasmo se apaga y la dedicación se retrae.La causa como pasión desaparece, como el romance entre una pareja que ya no se ama. Lo que era 'nuestro' resuena como 'mío' y las seducciones delcapitalismo reblandecen los principios, cambian los valores y si todavía proseguimosen la lucha es porque la estética del poder ejerce mayor fascinación que la ética del servicio.
Tu corazón, Che, latía al ritmo de todos los pueblos oprimidos y expoliados.Peregrinaste desde Argentina a Guatemala, de Guatemala a México, de México aCuba, de Cuba al Congo, del Congo a Bolivia. Todo el tiempo saliste de ti mismo, encendido de amor, que en tu vida se traducía en liberación.

Por esopodías afirmar con autoridad que "es preciso tener una gran dosis de humanidad,de sentido de justicia y de verdad, para no caer en extremos dogmáticos, en escolasticismos fríos, en aislamiento de las masas. Es necesario luchar todoslos días para que ese amor a la humanidad viva se transforme en hechosconcretos, en gestos que sirvan de ejemplo, de movilización".

Cuántas veces, Che, nuestra dosis de humanidad se ha resecado, calcinada pordogmatismos que nos hincharon de certezas y nos dejaron vacíos desensibilidad para con los dramas de los condenados de la Tierra. Cuántas veces nuestro sentido de justicia se perdió en escolasticismos fríos que proferíansentencias implacables y proclamaban juicios infamantes.
Cuántas veces nuestrosentido de verdad cristalizó en el ejercicio de autoridad, sin que correspondiésemos a los anhelos de quienes sueñan con un trozo de pan, de tierra y de alegría.Tú nos enseñaste un día que el ser humano es el "actor de ese extraño yapasionante drama que es la construcción del socialismo, en su doble existencia de ser único y miembro de la comunidad". Y que éste no es "un productoacabado.

Los defectos del pasado se trasladan al presente en la concienciaindividual y hay que emprender un continuo trabajo para erradicarlos".
Quizá nos ha faltado destacar con más énfasis los valores morales, las emulacionessubjetivas, los anhelos espirituales. Con tu agudo sentido crítico cuidaste deadvertirnos que "el socialismo es joven y tiene errores. Los revolucionarios carecen muchas veces de conocimientos y de la audacia intelectual necesarios paraenfrentar la tarea del desarrollo del hombre nuevo por métodos distintos delos convencionales, pues los métodos convencionales sufren la influencia de la sociedad que los creó".

A pesar de tantas derrotas y errores, hemos tenido conquistas importantes alo largo de estos cuarenta años. Los movimientos populares han irrumpido entodo el Continente. Hoy en muchos países están mejor organizados los campesinos, las mujeres, los obreros, los indios y los negros. Entre los cristianos,una parte significativa ha optado por los pobres y engendró la Teología de laLiberación.

Hemos sacado considerables lecciones de las guerrillas urbanas de los años 60; de la breve gestión popular de Salvador Allende; del gobiernodemocrático de Maurice Bishop, en Granada, masacrado por las tropas de losEstados Unidos; de la ascensión y la caída de la Revolución Sandinista; de la lucha del pueblo de El Salvador.

En México los zapatistas de Chiapas ponen aldesnudo la política neoliberal y se propaga por América Latina la primaverademocrática, con los electores repudiando a las viejas oligarquías y eligiendo a aquellos que son a su imagen y semejanza: Lula, Chaves, Morales, Correa,Ortega, etc.
Falta mucho por hacer, querido Che. Pero conservamos con cariño tusherencias mayores: el espíritu internacionalista y la revolución cubana.

Una y otra cosa se presentan hoy como un solo símbolo. Comandada por Fidel, la Revolucióncubana resiste al bloqueo imperialista, la caída de la Unión Soviética, lacarencia de petróleo, los medios de comunicación que pretenden satanizarla.

Resiste con toda su riqueza de amor y de humor, salsa y merengue, defensa de lapatria y valoración de la vida. Atenta a tu voz, ella desencadena un procesode rectificación, consciente de los errores cometidos y empeñada, a pesar de las dificultades actuales, en hacer realidad el sueño de una sociedad dondela libertad de uno sea la condición de justicia del otro.Desde donde estás, Che, bendícenos a todos nosotros los que comulgamos en tus ideales y tus esperanzas. Bendice también a los que se cansaron, seaburguesaron o hicieron de la lucha una profesión en su propio beneficio. Bendice alos que tienen vergüenza de confesarse de izquierda y de declararse socialistas.

Bendice a los dirigentes políticos que, una vez destituidos de suscargos, nunca más visitaron una favela ni apoyaron una movilización. Bendice a lasmujeres que, en casa, descubrieron que sus compañeros eran lo contrario de lo que ostentaban fuera, y también a los hombres que luchan por vencer elmachismo que los domina. Bendícenos a todos nosotros los que, ante tanta miseriaque siega vidas humanas, sabemos que no nos queda otra vocación más que la de convertir corazones y mentes, revolucionar sociedades y continentes.

Sobretodo bendícenos para que, todos los días, estemos motivados por grandessentimientos de amor, de modo que podamos recoger el fruto del hombre y la mujer nuevos.

Frei Betto es escritor, autor de "La mosca azul. Reflexiones sobre el poder", entre otros libros.

Traducción de J.L.Burguet

Las citas del Che tienen como fuete el texto El socialismo y el hombre en Cuba, publicado en "Ernesto Che Guevara, escritos y discursos", Editorial deCiencias Sociales, La Habana, 1977, pp.253-272


QUIÉN ES FREI BETTO

El escritor brasileño Frei Betto es un fraile dominico. Conocido internacionalmente como teólogo de la liberación. Autor de 53 libros de diversos génerosliterarios -novela, ensayo, policíaco, memorias, infantiles y juveniles, yde tema religioso en dos acasiones- en 1985 y en el 2005 fue premiado con el Jabuti, el premio literario más importante del país. En 1986 fue elegidoIntelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores.

Asesor de movimientos sociales, como las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra, participa activamente en lavida política del Brasil en los últimos 45 años. En los años 2003 y 2004 fueasesor especial del Presidente Luiz Inácio Lula daSilva y coordinador de Movilización Social del Programa Hambre Cero.

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